martes, 30 de agosto de 2011

Tita Guerrero defiende el difícil arte de hacer reír

Tita Guerrero, estelar comediante

Amary Santiago Torres / Primera Hora, Puerto Rico

Tita Guerrero quiso ser comediante desde que tiene memoria.

Sin embargo, antes de aceptar su verdadera vocación, ella caminó por otras áreas de las comunicaciones y del espectáculo en busca de estabilidad. Después de dar tumbos, Tita Guerrero regresó al punto de inicio: el deseo de hacer reír.

La artista compartirá estas etapas en su espectáculo Demasiada Tita junta, que presentará este viernes y sábado, a las 8:30 de la noche, en el Teatro Tapia en el Viejo San Juan. La dirección está a cargo de Miguel Vando.

“Mostraré todas las Titas que han pasado por mi vida, que me han ayudado a ser lo que soy. No me concentraré tanto en personajes, aunque aparecerán algunos en vídeo. Mucha gente no sabe que estudié comunicaciones y que quise ser periodista, relacionista, publicista y meteoróloga. También quise ser actriz dramática. Enseñaré todo lo que quise ser y no se me dio”, dijo quien fuera bailarina de figuras como Yolandita Monge, Manny Manuel y Olga Tañón.

Anticipó que ésta es sólo una parte del espectáculo, porque también hablará de las “señales de por qué se está acabando el mundo”, que no tienen nada que ver con terremotos y tsunamis.

Ya que hablar se le da con facilidad, la comediante también compartirá con el público el momento en que decidió operarse la nariz y datos curiosos, como que nunca se calló a pesar de estar anestesiada.

“Como es todo un espectáculo, también tendré un espacio para hacerles un homenaje a los comediantes de antes, mi generación y los nuevos. Quiero hacer ese homenaje porque hacer reír es difícil”, mencionó la admiradora de la “Dama de la Comedia”, Awilda Carbia, su inspiración para visualizarse como comediante.

¿Comediante o actriz?

Soy comediante primero y actriz después. Respeto mucho la palabra actriz. Tienes a una Cordelia González o a una Cristina Soler que pueden hacer lo que sea. Yo estoy clara que no. No es que no lo pueda hacer, sino que me va a dar más trabajo. Creo que soy buena en lo que hago y respeto mucho a actrices como Yamaris Latorre y Sara Jarque. Pero también sé que no todas las actrices pueden ser comediantes.

¿En qué momento identificaste que eras buena para la comedia?

Desde que recuerdo que la gente se empezaba a reír y eso me alimentaba. Cuando era pequeña mi mamá, María, hacía chistes de fañosos y borrachos, y todo el mundo se sentaba a verla. Me gustaba eso que hacía mi mamá. Pero cuando vi a Awilda Carbia, supe que era una profesión. Awilda fue la primera mujer comediante a la que se le respetaba como comediante. Ella comenzó a hacer shows grandes de teatro. Era un espectáculo respetado. Ella también se atrevió a vestirse de hombre e hizo cosas que sólo se les permitían a los hombres comediantes. Pero también supe que para esto hay que estudiar y prepararse.

Cuando estuvo un tiempo en Los Ángeles, Tita Guerrero abrió sus ojos sobre el tipo de comedia que le gustaría hacer en la televisión local. Ella se aparta del estilo de hacer reír con pastelazos o con caídas.

“Admiro la comedia de situación estadounidense, pero entiendo también que aquí no podemos pretender hacer cosas con un solo libretista. Allá tienen presupuesto para ocho escritores y lo que da risa es lo que pasa. Aquí, te mueres de la risa por los dientes de aquél, los pantalones cortos, porque se cayó o porque le tiraron un bizcocho en la cara. Aquí, con un solo escritor, no hay forma de que se le den cariño a los personajes”, comparó la animadora de Mira que TVO, al agregar que se dio cuenta “de lo mucho que nos falta y lo mucho que tenemos sin presupuesto”.

Admitió que siente más cercana al tipo de comedia de Raymond Arrieta, con quien laboró en el programa ¡Qué vacilón!, que al estilo de hacer reír de Luis Raúl.

“Soy más superficial en el buen sentido de la palabra. No me gusta entrar en política. Me río de lo que es obvio y la gente no se da cuenta”, dijo.

Tita Guerrero considera que su “vida es color de rosa”. Dijo que se siente agradecida porque comenzó a tomar clases de baile a sus 20 años, sin imaginar que sus clases para hacer ejercicios, la convertirían más tarde en la coreógrafa de los espectáculos de Olga Tañón. Igualmente, aún se muestra incrédula cuando piensa cómo llegó al show de Raymond Arrieta.

“Hice una entrevista en la que dije que quería hacer comedia. El papá de Raymond lo ve y recorta el artículo. Luego me llaman. Gracias a Dios todo se me ha dado así. Cuando veía a Raymond quería estar en ese show. Así que comencé con quien yo quería”, recordó quien aspira a tener su propio programa de comedia con sus personajes.

Quizás, lo único que no le parece tan color de rosa de su vida es la desprotección de la clase artística puertorriqueña.

“Me preocupa que no tengamos un plan médico, por ejemplo, pero esa es nuestra realidad”, comentó al decir que, aunque parezca un chiste más de los muchos que suele hacer, es “muy feliz”.

“No tengo novio, pero estoy tan clara que la persona va a llegar en algún momento”, finalizó con su peculiar tono bromista.

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